La imposible remodelación del gobierno

Sánchez no puede prescindir de Podemos, porque si lo hace cae el gobierno. Y cambiar a los ministros podemitas por otros podemitas es más de lo mismo. Éstos piden a los votantes que los voten para a continuación traerles ruina y hambre.

Por otro lado, un gobierno con Podemos está condenado al fracaso. Un gobierno no puede sostenerse únicamente con el poder. Franco lo sabía, y dado que estaba solo, procuraba el bienestar de los ciudadanos. Maduro, que tiene el apoyo de otras potencias, puede permitirse el lujo de aumentar cada día más el malestar de los venezolanos.

Por su parte, Sánchez todo lo fía a la propaganda. Y tiene un asesor que es francamente inútil, puesto que no fue capaz de advertirle que un gobierno en el que esté Irene Montero no puede durar. Pero es que tampoco con Garzón, Díaz o el mismo Iglesias. Bien, ya los tiene y su suerte en la política depende de ellos.

Pero es que a los ministros del PSOE tampoco los puede tocar. ¿A quién iba a poner? ¿A Odón, a Pachi, a Adriana? Ningún socialista con dos dedos de frente puede querer formar parte de un gobierno de Sánchez. El descrédito de Calviño, Marlasca, Campo, debe de servir de aviso a todos. A Sánchez ya se lo toman a guasa hasta los suyos. Usó varios aviones para ir a Ceuta a hacer el ridículo y luego volver. Falcon para ir a Valencia y volver. Y luego decir que no hay que hacer en avión los trayectos cortos. Es el hazmerreír del mundo y hunde todo lo que toca.

Por mucho que nos hablen de la maldad de Mohamed, lo cierto es que la torpeza del gobierno ha propiciado ese desastre. Si tuvieran vergüenza, que no la tiene ninguno, habrían dimitido todos los ministros.

A la vista de su modo de actuar, ¿quién puede querer ser ministro con Sánchez?