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La nefasta ministra de Trabajo

Esta ministra batirá todos los récords habidos y por haber sobre el paro. Cuanto más tiempo dure en el cargo, más paro habrá.

Hubo un tiempo en el que en mi zona había pleno empleo en el sector de la construcción, debiendo al creciente número de extranjeros deseosos de comprar chalets en aquella parte.

Si el constructor más importante tardaba cinco minutos en recibir a un albañil, éste se iba, puesto que tenía la seguridad de encontrar otro trabajo enseguida. Este mismo empresario se estaba haciendo un chalet para él y porque les dijo a los albañiles que tardaban mucho en hacer cada escalón, le presentaron la cuenta, cogieron sus herramientas y se fueron. Si hubieran vuelto, al día siguiente u otro, los habría admitido. Esto lo contaba él mismo. No son cábalas.

El mejor modo de proteger a los trabajadores consiste en habilitar las condiciones para que haya trabajo. Habiéndolo, ya con eso casi cada cual se puede defender convenientemente. Con esto no quiero decir que no se tomar otras medidas o legislar de modo conveniente para que nadie pueda ser tratado de forma indebida.

Todas las medidas que proponen los comunistas han fracasado todas las veces en todos los lugares en que se han implantado.

Esta ministra de Trabajo tiene que saber que las cosas que dice y repite no son ciertas y tampoco creíbles. Ha de ser consciente de que las personas decentes no pueden, ni deben tampoco, pero eso no le importa, porque habla para un público específico.

En su condición de comunista, tiene aversión a la verdad, de tal modo que si alguna vez dice algo que sea cierto es posible que le dé un sarpullido, que se le caiga todo ese pelo que tanto le ayuda en sus maniobras para seducir a quienes acuden a sus actos.

La verdad de esta ministra es el creciente número de parados.

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