El asco de Nadia

Hay un vídeo en que aparece Yolanda Díaz, esa ministra que goza de un inexplicable prestigio, diciendo alguna de sus sandeces y por detrás de ella está Nadia, cuya cara es un poema.

La propia Yolanda debe de haber visto ese vídeo y seguro que debe de haber pensado que lo que denota la expresión facial de su compañera en el gobierno es el asombro por su perfección dialéctica, por su audacia legislativa y la coherencia doctrinal de su planteamiento.

Es difícil saber en qué mundo vive Yolanda. En las nubes será. Se sirve de la cabeza como si fuera un martillo para apoyar las majaderías que dice. Por cada palabra, un cabezazo hacia delante, mientras sonríe sin cesar y coquetea con su melena. Todas las rubias no son tontas, pero esta no se lo hace.

El gesto de Calviño es de asco. De fastidio por tener que aguantar a comunista ignorante en el gobierno. Pero ella tampoco es tan lista. Debería saber que el simple hecho de formar parte de este gabinete desprestigia para siempre. Será difícil que vuelva a gozar de la misma reputación que supo labrarse antaño. Ser ministra no es fácil. Es posible que no se le hubiera vuelto a presentar una ocasión así en la vida. Pero también podría haberse dado cuenta de que el esfuerzo hecho anteriormente para lograr una consideración podía quedar malogrado, como así ha sido.

A este gobierno le queda muy poco de vida, porque Yolanda no es la única inútil, sino que las torpezas se suceden y a veces las hacen de tres en tres y así no hay modo de resistir hasta el final.

Sánchez intenta agarrarse a cualquier clavo ardiendo para resistir, pero el personal cada día está más harto de él, entre otras cosas porque sus melonadas nos cuestan caras. Y ahí está Nadia, resistiendo con él.