El secuestro de Pratasevich

El secuestro del avión de Ryanair para capturar al periodista disidente Raman Pratasevich debería dejar claras algunas cuestiones, pero conviene no dejar de lado el escepticismo sobre este aspecto.

No sé cuál habrá sido la reacción de la ministrita González Laya, entre otras cosas porque no creo que haya ido más allá de decir que eso no está bien, para dedicarse a continuación a lo que de verdad le interesa, que es esa variante del feminismo, con sus ramificaciones y adherencias, en donde hay más dogmas que razones. Quizá de ese apego a los dogmas provenga esa cara de beatita que tiene.

Hubo una vez en la que el Alto Representante de la ONU les dijo a los saharauis: Ustedes tienen razón, pero carecen de fuerza para hacerla valer.

Traigo esto a colación porque el rey de Marruecos supo jugar la partida al enfermar Franco, y lo que hizo no lo había previsto nadie en España. El pueblo saharui quedó indefenso. Ahora la indefensión es de la Unión Europea. Putín también le ha visto el punto flaco, que son los nacionalismos. Es urgente que la UE se convierta en una sola nación y tenga una sola política de Asuntos Exteriores. Pero también en Economía y en todas las áreas, porque de lo contrario los Mohamed, Putin y todos los que pasen por ahí querrán aprovecharse de la tontería europea.

Los nacionalismos hoy en día están totalmente fuera de lugar. Sólo sirven de estorbo, aunque a unos cuantos despabilados les va muy bien con ellos. Los nacionalistas utilizan los sentimientos, los miedos y los rencores para que los ciudadanos olviden sus verdaderos intereses, lo que realmente les conviene, y les voten a ellos, lo cual es, más o menos, como el timo de la estampita.

Los nacionalismos debilitan a los ciudadanos y los dejan a merced de los sinvergüenzas.

Una UE fuerte podría hacerse respetar, porque tendría capacidad para imponer su ley.