La utilidad del caso Tomás Díaz Ayuso

Ha sido una aberración fruto de la desvergüenza de una caterva de seres que se consideran civilizados.

El asunto que jamás debió salir a la luz lo hizo de forma fraudulenta y como consecuencia inmediata mostró la entereza de la presidenta madrileña y sirvió para sacar de la política a dos personajes carentes de ética y de moral, que son Casado y García Egea.

Ella, que fue atacada de forma cobarde y traicionera, plantó cara y se alzó victoriosa. Si el PP fuera una formación cuyos diputados pudieran acreditar madurez y sentido de la responsabilidad ella habría sido elegida de inmediato para sustituirlos.

Sin embargo, muchos militantes del PP se posicionaron de parte del agresor. Yo con Casado, decían en Twitter. Habrán borrado esos tuits, los muy cobardes. Ninguno ha devuelto el acta. En estas condiciones no es extrañar que no fuera ella la elegida para presidir el partido.

Lo de la oposición y sus medios subvencionados todavía ha sido más cerril. Todos los días machacando con algo que se sabía desde el primer momento que era legal, y que lo ilegal era que se difundieran

esos datos obtenidos fraudulentamente. Pero es tal el odio que le tiene la izquierda rudimentaria que todo vale contra ella, aunque con sus ataques dejen al descubierto la brutalidad de sus almas.

La han estado atacando para un público poco escrupuloso y dispuesto a tragar cualquier cosa que satisfaga sus bajos instintos.

Tres partidos presentaron denuncias por este asunto. Uno de ellos, el PSOE, sabía, porque dispone de buenos abogados en su plantilla, que su denuncia no iría a ninguna parte, porque no tenía base ni fundamento. De los otros dos partidos se puede esperar cualquier aberración. Pero con ello intentaban desgastar a una señora de las que jamás podrán tener en sus filas, porque las quieren sumisas, resignadas y dispuestas a hacer el ridículo.