Viene de visitar a Xi Jinping

Como todo el mundo puede suponer, ese hecho ha cabreado a Trump, que tomado represalias, las cuales nos van a salir caras a los ciudadanos, no a él ni a su tropa de granujas (no se les puede llamar de otra manera).

El gañán ha mandado a Whasington al ministro que tiene mejor palmarés, que se ha apresurado a obedecer y es quien ha recibido el sopapo destinado a su jefe, que, en realidad, recibimos los españoles y no él.

Hace poco, alguien ha alabado a este ministro llamado Cuerpo, cuyo historial es irreprochable, pero si algo sabe hacer bien Sánchez es descubrir a los sinvergüenzas. Ha pasado con algunos que tenían buen cartel anteriormente, pero que una vez hechos ministros se ha visto que su popularidad era inmerecida. Si este Cuerpo ha aceptado formar parte de este gobierno y ser tan obediente como todos los demás ministros es porque evidentemente no tiene muy buena opinión de la ética. No la considera útil para su desarrollo personal. Así pues, lo suyo es regresivo.

El caso es que Sánchez ridiculiza al PSOE. Las contorsiones morales que llevan a cabo sus simpatizantes son asombrosas. Una detrás de otra y no se rompen los huesos ni se rompen nada. Un ejemplo de la ridiculez gubernamental lo pone el hecho de que ha organizado un concurso de videojuegos contra Franco para los escolares. Aquí habría que tener en cuenta en primer lugar que lo pretende es fomentar el odio entre los más jóvenes. Naturalmente que Sánchez no tiene vergüenza, porque no sabe lo que es. Pero, ¿y todos esos diputados del PSOE? Otra cuestión, no menos importante, es que esos niños no tienen ni idea de quién fue Franco. O sea, que le van a disparar a un fantasma. ¿Por qué, en lugar de fomentar el odio, no convoca un concurso creativo? Pregunto al PSOE, no a ese.