El abogado de la UE

Puesto que no tenemos bastantes sinvergüenzas en casa nos vamos a buscarlos fuera. Fueron dos tribunales españoles los que mandaron el texto al tribunal de la UE. La experiencia de ambos es muy vasta y supuestamente examinaron todos los pormenores. Transmitían mucho optimismo. Al final, todo ha quedado en nada. Esperar que luego el tribunal esté en su contra es demasiado. Puede que se comporte, pero ya ilusiones ninguna.

Habría que volver a considerar todo. Desde el objeto por el que se fundó, las formas de convivencia, las leyes, todo tendría que ser revisado. Por supuesto que habría que eliminar todos los diputados de más y establecer el orden del día de cada uno de los días. Hay diputados que dan charlas y acuden cuatro o cinco. Estas cosas habría que evitarlas radicalmente. No se trata de hacer folclore, sino de estudiar asuntos y proponer soluciones. Ignoro cuál es el funcionamiento de las salas, pero a menudo me veo un discurso en la UE, subido por quien lo haya protagonizado, y a continuación aparece alguien informando de la escasa audiencia. A lo mejor el discurso era muy bueno.

El caso es que en la situación que vivimos ahora en el mundo entero vale la pena tomar algo de tiempo para intentar arreglar lo que se pueda. Cabe la posibilidad de que no se pueda resolver nada, pero al menos habrán quedado en la pizarra algunas ideas para tratarlas en una siguiente reunión. Efectivamente, tal como están las cosas es muy peligroso no intentar resolver algunos de los problemas.

Volviendo al asunto inicial, parece mentira que habiendo los abogad0s que hay en estos tribunales se optara por plantear el asunto. Para que nos toquen la cara ya estamos nosotros, que hay algunos que disfrutan repartiendo. O nos aguantamos, como llevamos haciendo tanto tiempo. A este abogado y a los que son como él les deseo que pasen buenas fiestas, pero lejos de mis cosas.