Aguado aguado
- Vicente Torres
- hace 4 días
- 2 Min. de lectura
Ignacio Aguado ha querido ajustar cuentas con Ayuso, pero según la reseña que he visto lo ha hecho muy mal. Nadie se puede creer lo que dice. Empezando por lo primero que se ve: insegura de sí misma. ¿Eso qué es? Bastaba con poner insegura, pero es que no lo es. Le planta cara al lucero del alba y sale ganando, por la sencilla razón de que lo que hace es defenderse de ataques injustos.
No puede ser insegura puesto que tomó la iniciativa en el caso del virus chino, haciendo lo contrario que todos, sin el apoyo del gobierno, ni tampoco de su partido, que por entonces dirigía Casado. Tiene un equipo competente, confió en él y le salió bien, porque no podía salir de otra manera. Si hubiera hecho lo mismo que todos, España habría colapsado económicamente y seguramente Sánchez ya no sería el presidente. No se lo va a agradecer nadie del PSOE y en cuanto a los del PP ya se ve que eligieron a Feijóo, que era el menos indicado, puesto que tiene un pasado nacionalista en Galicia, que lo lastra mucho.
Que Aguado además la llama ingrata, pero después de haber dicho la más gorda ya nada de lo que diga luego puede ser creído. Son ganas las de Aguado de vengarse de ella.
Cuando cuenta el asunto de Casado la mentira es más gorda todavía. Fue un caso que se llevó a cabo a la vista de todos. Al niñato le llegó una información confidencial que no debería haber salido de Hacienda y sin pensárselo dos veces ni analizar el documento se lanzó como un lobo a la yugular de Ayuso. Sin duda, el tipo pensaba que ella se rendiría y caería a sus pies, como es costumbre entre los mamones, pero en lugar de eso se defendió con discreción y como aquel ciego de ira continuó atacando, ella puso los puntos sobre las íes.
Aguado lo cuenta al revés.
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