Caso Ábalos no, caso Sánchez

Conviene recordar que Sánchez es un caso donde los haya. Estaba batallando contra la prostitución y resulta que vivía de ella. Está atacando a Mazón y al Ventorro, y a todos los que pasaban por allí, mientras resuelta que él, y todo el gobierno, vivían de la prostitución. Lo supone el Supremo y hay muchas formas de prostitución, y a lo mejor ninguna de ellas es ajena al PSOE.

Mientras acaricia a cualquiera de Bildu, o de ERC -por citar a dos partidos cuya adscripción es dudosa, al menos en la manera en que están, solo en sus comunidades-, se ensaña con cualquiera del PP o de Vox, con lo cual está dejando clara su parcialidad. No puede -moralmente, cobrar de todos los contribuyentes y gobernar contra la mitad de ellos-, pero la Constitución se lo permite y ese es otro de los puntos que nos pone sobre aviso con respecto a su redacción. Lo he dicho más veces, porque lo contó el fantasma de Peces-Barba en su momento, que él y Jorge de Esteban, estuvieron redactando una Constitución que le sirvió de guía para ir imponiendo las cosas que le convenían. Con algunas transigió, como la independencia judicial, pero Felipe González la eliminó tan pronto como pudo, y luego José María Aznar, en cuyo programa figuraba este punto, se olvidó de él.

El engaño ha perdurado a través de los presidentes del gobierno, hasta la llegada del Felón, que es el más torpe y descarado de todos, que seguramente es lo único que sabe, y no porque se lo haya estudiado, sino porque se lo habrá preguntado a otro, a Cándido Conde-Pumpido, y con eso ya sabe que no hay manera de que se lo carguen. Hasta que apareció Peinado, y luego otros. Abierto el melón, ya hay unos cuantos jueces metiendo las narices en la financiación socialista.