De acuerdo con el ayuntamiento de Jumilla

Como he dicho en otras ocasiones, estoy de acuerdo con que vengan todos los magrebíes que puedan o que quepan, siempre que se dejen la religión en casa. Claro que esta es una opinión particular mía, puesto que la Constitución permite y ampara a todas las religiones. Y aquí va otra opinión mía que también contradice al texto constitucional, puesto que el islam y otras religiones son totalmente incompatibles con él (alguien debería explicarle esto a Ayuso).

El ayuntamiento de Jumilla ha aprobado una ordenanza que veta el uso de instalaciones deportivas para actividades ajenas a su fin específico. Y me parece extraordinario que se haya tomado esa iniciativa porque ya está bien que los musulmanes se paseen por España haciendo lo que les da la gana. Por su parte, los curas de la Conferencia Episcopal, atentos siempre a las cosas que hacen ruido y que, por tanto, les pueden servir como publicidad, han salido a defender a los musulmanes, acogiéndose, ¡cómo no!, a la Constitución.

Francisco, no obstante su condición de papa, también estaba muy confundido con el islam, que más que una religión es una declaración de guerra contra todos los demás, y contra ellos mismos, puesto que los tiene sumidos en la prehistoria. O casi. Aunque bombas atómicas son capaces de hacer. O sea, que un poco sería cuestión de que el mundo occidental se lavase la cara y mirase a los ojos a los musulmanes y les fuese preguntando por sus objetivos e intenciones. Es tiempo de pararles los pies, pero de forma industrial, o sea, dejando sin apoyo a los dictadores, exigiendo democracia por todos lados, etcétera.

Alguien debería explicar, después de hacer caer al Felón -porque con ese no valen tintas-, no solo a Ayuso, sino a todos los políticos de España que lo de las religiones es un coladero que a menudo tiene consecuencias graves.