El Mocho no tiene remedio

La política española es una guasa y no hay modo de tomarse nada en serio. Solo espero que Feijóo no se amilane. Hay que jugar las cartas a lo bravo, sin temor a que salga mal, porque los lances del juego son los que son. Son muchos los catalanes que están deseando ver a Puigdemont en la cárcel y hay que contar con ellos, o se quedarán en sus casas. Si la candidata fuera Ayuso es seguro que ella no vacilaría.

El pájaro es un prófugo, cobarde entre cobardes, y se fugó en el maletero de un coche mientras Rajoy hacía como que no se enteraba de nada. Realmente, la jugada era buena. Los demás en la cárcel y ese en fuga. Cabía contar con que la justicia belga lo entregaría más pronto o más tarde. Ahí se habría acabado toda la historia de Cataluña, porque no tiene sentido, ni modo de progresar. Con lo que no contaba Rajoy era con el empeño del Felón por ser presidente. Iba recorriendo España a bordo de un Peugeot y acabó apoderándose del PSOE y de la presidencia del gobierno. Todo ha cambiado desde entonces. La corrupción crece a niveles insospechados. Los violadores y los delincuentes han salido a la calle. Las expectativas del Mocho han aumentado…

Algo, no obstante, le ha salido mal al Felón. Va metiendo la pata sin parar y sus socios le salvan la papeleta cada vez. Previo pago. A Sánchez todo el mundo le cobra por adelantado, porque de lo contrario no hay nada. Pero hay uno que no le puede cobrar por adelantado y ese está refugiado en Waterloo. Está impaciente, porque ve que los jueces no se dejan someter e insisten en encerrarlo. Todo se complica. Por supuesto que el Mocho no tiene idea más que de enredar. Es imposible que diga algo que tenga sentido y se pueda defender ante personas honorables.