El País Vasco da asco

No es que me sienta poeta de vez en cuando, sino que la deriva de los pueblos lo tuerce todo. ¿Por qué se dio tanta importancia a los nacionalismos en la Constitución? Habría que preguntárselo a Felipe González, que seguramente se haría el loco. No estaba previsto que un narcisista, como Sánchez, alcanzara la Secretaría General del PSOE, pero es que antes estuvo Zapatero, que también hizo de las suyas.

Gregorio Peces-Barba dijo que el sesenta por ciento de la Constitución era suyo, porque la había estado trabajando antes con Jorge de Esteban. Había unos puntos en los que no estaban dispuestos a ceder, y entre ellos estaban los de darles tanto poder a los nacionalistas. También se negaron a incluir la cadena perpetua, mediante la cual ETA no habría podido vivir. Un etarra encarcelado de por vida no ofrece ninguna ventaja, sino que es posible que sucumba a la tentación y con tal de lograr algún beneficio cante lo que sepa.

El nacionalismo vive del odio, por lo que los nacionalistas se han dedicado a exacerbarlo, porque es lo que les da poder. El resultado ya lo vamos viendo. No hay más que comparar los resultados electorales en los primeros tiempos con los actuales. Es que además se ha tenido que ir una gran cantidad de gente del país vasco para salvar la vida, con lo cual el panorama es todavía más bochornoso. La catalana y la vasca son dos regiones en franco declive, a pesar de todas las ventajas que les da el Felón. Ahora mismo, el dueño del equipo ciclista de Israel ha dicho que «es una región conocida como un bastión de activistas de extrema izquierda y separatistas a los que les gusta protestar». Si querían hacerse famosos en el mundo entero, ya lo van consiguiendo, pero también han de tener en cuenta que las cosas han de cambiar.