La deriva de Estados Unidos

El tiempo transcurrido permite ver las cosas con una perspectiva algo diferente, puesto que se van produciendo hechos que dejan ver algunas cosas con nítida claridad.

Biden se negaba a dejar paso a Kamala Harris, seguramente porque se daba cuenta de su incapacidad. Al final no tuvo más remedio que hacerlo porque su salud no era boyante.

Hubo algunos líderes del Partido Republicano que infundían optimismo. Parecían sensatos y razonables. Pero se tuvieron que quitar de en medio en cuanto apareció el ciclón Trump. Y esta es la cuestión actual: por el partido demócrata, el mundo woke, tan nefasto; por el republicano, el tal Trump, que no tiene principios, ni educación, ni respeto por las leyes. A la vista de las dos opciones, cabría hacerse la pregunta: ¿hay una deriva autodestructiva en Estados Unidos? Cabe apuntar, porque posiblemente tenga más importancia de la que en principio se pueda pensar, que Trump seguramente se fue imponiendo a lo largo de todo el proceso gracias a Elon Musk, y ese triunfo tan arrollador ahora permite que actúe de forma tan exultante e impetuosa. Quizá podamos esperar que la sociedad civil le pare los pies.

Los comentarios que vienen haciendo Trump y Musk muestran que como pensadores son menos todavía que vulgares, lo cual induce a pensar que necesariamente tendrán que aparecer voces que les obliguen a reconsiderar los planes que pretenden llevar a cabo.

Si en los demás países del mundo se va explicando todo de forma clara y convincente, no queda más remedio que pensar que también ha de hacerse en Estados Unidos, país en el que las libertades individuales se vienen defendiendo como algo propio del lugar. De modo que todo esto no puede más que dar pie a un cambio drástico de rumbo. No creo que Trump vaya a dejar que lo echen, sino que encontrará el modo de explicar los motivos de ese viraje.