La fe en el TJUE
- Vicente Torres
- hace 2 horas
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Nos reprochan que tengamos tanta fe en la justicia europea. Pues claro que la tenemos. Es la única solución para nuestros males. Ningún apartado de la Constitución permite que nos desembaracemos del Felón que, merced a unas alianzas infames, ocupa la Moncloa. Hay que quitarlo de en medio, con permiso de Serrat -que no es que chochee, es que siempre ha sido igual de idiota-, para evitar males mayores. El propio Felipe González, para salvar al PSOE, lleva tiempo queriéndolo apartar.
Son razonables las dudas que aducen sobre el TJUE, pero es cierta la necesidad de los españoles, en su mayoría, de que este tribunal ponga un poco de orden en nuestra casa. No nos habíamos dado cuenta hasta el momento de que tenemos unas cuantas bombas en los salones y que el Felón, que no hace nada bien, en el campo de lo correcto, hace todo bien en el campo del mal. De modo que sabe qué bombas tiene y las utiliza en cada ocasión que las necesita, aunque se le va la mano muy a menudo. Parece que el porvenir de Pumpido no es muy airoso, pero él no parece que tenga ningún miedo. Como si tuviera un calendario con los pasos a dar marcados. Tampoco teme al dictamen europeo.
Al Felón le han salido mal algunas cosas. No contaba con que algunos jueces defenderían, con uñas y dientes, su independencia. Quizá los ha estimulado sin querer. Pues ya tenemos a uno de los del Peugeot encerrado y a los otros dos a punto de hacerle compañía. Faltaría él. Quizá sea que los jueces tienen los tiempos estudiados y medidos.
Bien, pues supongamos que el tribunal europeo decide no entrar en el asunto y dejar las cosas tal y como están. Esa es una posibilidad en la que no conviene pensar hasta que no se produzca. Sería una catástrofe, pero España seguiría estando viva.
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