La función de la inteligencia

Estamos viendo que personas que indudablemente tienen un buen cociente intelectual se someten gustosamente al arbitrio de Sánchez, y seguramente cada cual por un motivo diferente. Es difícil de entender que ahora que tiene a todo el mundo en contra seis componentes del TC voten un disparate. A la vista de todo el mundo, absolutamente ridiculizados, pero ahí está su dictamen sobre la amnistía.

Hay que eliminar ese tribunal del que no cabe esperar nada bueno nunca. También en el propio gabinete gubernamental hay unos pocos ministros con talento, pero sin vergüenza, porque si tuvieran no habrían sido elegidos. En esto no falla el Felón, reconoce a los golfos a través de todos los disfraces. Y por este camino hemos llegado a la cuestión de hoy: la inteligencia. La evidencia lo demuestra, pero también lo ha dicho la ciencia de modo rotundo: su función no es encontrar la verdad, sino ayudar a su dueño a sobrevivir. Pero es que tampoco es exactamente así, no se trata exactamente de ayudar a sobrevivir, sino de dotar de argumentos a su dueño. Ahora mismo, Sánchez parece estar en las últimas, quizá sea muy arriesgado suponer que va a durar un mes más y, sin embargo, tiene a su tropa firmemente con él. ¿Es que no se dan cuenta de que no le interesan nada, que para él no son más que peones en el tablero del ajedrez? Deberían darse y bajarse del barco corriendo y, no obstante, ahí están, remando con todas sus fuerzas en dirección no se sabe a dónde. Será curioso verlos cuando todo haya acabado y Sánchez esté en alguna parte, si es que está en alguna, y es posible que alguno haya examen de conciencia y se dé cuenta de que su situación era insostenible.

Que no esperen milagros. Feijóo no lo hará peor que Sánchez. Otra cosa es que consiga revertir algo del mal que dejará éste.