La lenta agonía

Desde el primer día que estoy esperando que caiga el Felón, ese esperpento humano, pero se dan dos circunstancias que lo impiden. La primera es que en todo el entramado legal no hay ni una sola ley que permita echar a ese sinvergüenza que preside el gobierno, y la segunda es que el jefe de la Oposición es bobo. No hace mucho presumía de haber votado a Felipe González, y son precisamente las leyes que impuso éste las impiden echar a su sucesor.

Se suceden las noticias tenebrosas en torno al gobierno, pero los ministros y las ministras en la medida en que pueden hacen como si no fuera con ellos. Es decir, los que pertenecen al PSOE se llaman andana. Los que son de otros partidos, hacen como que protestan, pero desde luego no están dispuestos a renunciar a sus cargos por nada.

¿Caerá Sánchez? Yo casi confío más en que se lo cargue Israel que en que lo haga Feijóo. A veces dudo de que sepa qué día de la semana es. Es tan tranquilo y tan pausado que piensa que algún rayo le ha de caer en la cabeza a su rival. Todavía no se ha enterado de que hay que cambiar la Constitución. Es muy difícil, claro, pero ya tendría que estar empezando a dar los primeros pasos, habida cuenta de que no es aconsejable que lo haga ningún político, sino que debería encargar la tarea a intelectuales de prestigio, con conocimientos en el asunto, y nada impediría que estuvieran trabajando ya, tomando los primeros contactos, estableciendo líneas maestras, etcétera.

Esa sería una manera de hacerles ver a Sánchez y al PSOE que su tiempo ha terminado y que empieza una era nueva, que no se sabe hasta dónde nos va a llevar, pero se espera que el camino sea más limpio que el recorrido hasta el momento.