La manija la tiene Sánchez

Ya se ha dado cuenta Zapatero de que no la va a soltar. Hace unas pocas semanas le iba recomendando la dimisión, pero a estas alturas ya se ha dado cuenta de que no se pueden pedir peras al olmo. Para Sánchez es fundamental tener la manija, y si fuera por él no la soltaría nunca. Pero ya ve que hay puntos que han quedado libres.

Algunos creen que Sánchez no se equivoca nunca, y es al revés, se equivoca siempre; lo que ocurre es que luego Otegui no va a respaldar a nadie que no sea él. Y quien dice Otegui dice las belarras o los belarros. Los rufianes comen alfalfa, o sea que lo mismo. Sánchez estará lamentando haberle tendido la trampa a Casado, sin darse cuenta, que no se puede dar, porque él también lo es, de que es idiota. ¿Cómo pudo manejar tan mal esa información? Le podía el odio, le podía el rencor, le podía la envidia. Ni se paró a mirar el papel, convencido de que, como todos, ella se arrodillaría enseguida ante él. No ocurrió así, sino que Ayuso se defendió con gallardía y quien se tuvo que ir fue Casado. Ahora Sánchez lo echa de menos, porque si siguiera siendo el presidente del PP, tendría mayor control de los medios y de todo.

El PP, haciendo honor a su miedo a ganar, eligió a Feijóo, con sucio pasado nacionalista y vacío de ideas. Quien se había ganado el cargo con creces es Ayuso, pero así funcionamos en España. Por ese lado respira Sánchez, porque con Ayuso se habría tenido que ir ya.

Ahora hay que tener en cuenta la tercera vertiente. Zapatero tiene todos sus peones colocados, de modo que no le interesa que desaparezca el PSOE, para estar a la espera de que llegue su momento. Pero a Sánchez le da igual. No va a soltar la manija voluntariamente.