Pumpido, fin de la aventura
Se conoce que siente el afán de demostrarles a los demás jueces que sabe mas que todos y que se atreve con todo. Pero toda la chulería se acaba y después de haber recibido dos avisos del Supremo ahora, seguramente, recibirá una cornada en donde más le duele de los tribunales europeos.
De esto, si se da, no se va a recuperar. Esta gente que tiene el ego tan ensoberbecido no es capaz de digerir una humillación de tal calibre. Pero es que, además de esta, pueden venir otras, porque no se priva de corregir a los demás y de soltar a criminales peligrosos. Lo habían avisado unos cuantos juristas, además del citado Tribunal Supremo.
El caso es que si Pumpido está en la cuerda floja, la situación de Sánchez no es mejor. Depende de unos socios a los que por nada del mundo les conviene que caiga, pero ahora no deben de estar nada tranquilos, porque de pronto todo el castillo de naipes se puede venir abajo. No es probable que en unas nuevas elecciones puedan conseguir los mismos votos que en las anteriores. Y tampoco cabe esperar que si Sánchez se viera obligado a disolver las Cortes, lo hiciera, porque seguramente optaría por irse lejos con el Falcon, y encargaría el trabajo de la disolución a otra persona. ¿Quizá al homínido? ¿Aceptaría alguien llevar a cabo el recado?
España es un circo, un enredo con mal remedio, una pista de patinaje en la que tipos presumidos, en lugar de avergonzarse por todas las barbaridades que han hecho, en virtud de las cuales hemos llegado a la situación actual, presumen, gallean y hacen alarde de sus necedades pasadas, como si fueran acciones meritorias. Hubo uno que puso a los españoles al nivel de los terroristas y hubo otro que se creyó que se había metido en el bolsillo a Pujol y Arzalluz. Da pena todo.
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