Vientos de cambio en América del Sur

Es algo que se viene mascando desde hace tiempo y poco a poco se va dando. Prefiero empezar por las señoras, porque hay una que se les escapó a todos, a Maduro, a Zapatero, a Sánchez, etcétera. Lo tenían todo a favor, pero a ninguno le dio por pensar que esta dama es más inteligente que ellos. Que todos juntos y algunos más. Por si les faltaba poco, le han dado el Nobel de la Paz. Ahora ya es mucho más conocida en el mundo. Los venezolanos, que ya sabían que es su última oportunidad para recuperar la democracia, tienen más motivos para adorarla. Maduro y unos cuantos más se lo van a pasar muy mal, dado que no tienen escapatoria.

La de Álvaro Uribe es otra historia que merece ser escrita en letras muy grandes. Como un semidiós de los antiguos griegos se ha estado enfrentando durante mucho tiempo con todas las mafias de Colombia, y ahora que tiene al enemigo en la presidencia han querido rematarlo para siempre, pero se ha revuelto y ha acabado resultando ganador. Toda esa inquina judicial, por parte de los jueces de izquierda, contra él, ha sido vencida para siempre. En los dos países del norte de América del Sur hay dos seres providenciales que van a ser mirados con mucha atención en todo el continente.

Paralelamente, Trump ha colocado a Petro en el mismo lugar en que ya estaba Maduro, el de los narcotraficantes. Es un sitio incómodo. No he estado nunca, pero lo sospecho.

He dejado para el final a Rodrigo Paz, que ha ganado las elecciones en Bolivia y del cual vamos a tener muchas noticias en los próximos tiempos, puesto que después de veinte años de mandato de la izquierda la tarea ha de ser abundante, porque como en el caso de los anteriores la droga era la reina de la economía.