Ya suena la música

Casi todo lo que va a suceder a partir de ahora es perfectamente previsible. Digo casi todo porque Ayuso no tiene más remedio que darse cuenta de que no es santo de la devoción de Feijóo, a pesar de que ella sabe que tiene razón, y no estoy seguro de que él se haya percatado.

El caso es que el Fiscal General del Estado ya es carne de banquillo y presumiblemente de cárcel. Esto último lo dijo M.A.R., a su manera, hace mucho tiempo. El gobierno apoya a García Ortiz, pero es porque no tiene más remedio, ya que fue quien lo empujó a actuar de modo ilegal. Luego ha sido el mismo gobierno, junto con sus panfletos, el que ha intentado difuminar el caso, confundiendo a los jueces y a la opinión pública, pero no ha servido de nada, porque el juez instructor y algunos periodistas han seguido el rastro firme, que finalmente ha dado lugar al procesamiento. Es curioso que este fiscal se haya dejado enredar de esta manera. Presumiblemente, lo pagará muy caro. Llegará el momento en que el Felón se desentenderá de él. Esto también está cantado.

Por su parte, también ha dimitido Santos Cerdán, y a este lo han dejado caer ya. Al menos, aparentemente. A decir verdad, para el presidente del gobierno, ni García Ortiz, ni Santos Cerdán, cuentan nada ya. Como tampoco Ábalos y otros, que ya han sido utilizados y abandonados. Los del Peugeot los llama Ayuso, que añade con sorna que seguramente el coche era robado. Es que no saben hacer nada sin mentir, sin engañar, sin amenazar. Ahora se sabe que Sánchez ganó las primarias haciendo trampa. Eso lo permite el PSOE. Para que Santos Cerdán haya entregado el acto ha tenido que discutir antes con María Jesús Montero, lo cual añade picante a la cosa. ¿Quién será el siguiente en pasar por el confesionario?